jueves, 27 de diciembre de 2012

Del lenguaje cotidiano

Queridos amigos.
Hoy, a diferencia de lo que normalmente vengo haciendo en mi blog, voy a poner un texto que me envió un querido compañero de trabajo y amigo, en donde aparecen una serie de frases armadas, que normalmente usamos en nuestro lenguaje común, y que muchas veces no sabemos de dónde viene la relación.
La verdad, es no se ha hecho una verificación de su veracidad, pero conozco que los orígenes de algunas de esas frases son ciertas.  Si hay correcciones, se las agradeceré me las hagan saber.


Agarráte Catalina
Catalina pertenecía a una familia de trapecistas que trabajaban en un circo recorriendo los barrios porteños en los años cuarenta.
Su bisabuela, su abuela y su madre, habían muerto durante diversas actuaciones circenses.  La gente, que conocía su historia, a modo de "cábala" y antes de cada función le decía "¡Agarráte bien, Catalina!"
Antes de cada actuación, alguien del circo gritaba "Agarráte Catalina", hasta que una vez la persona que debía pronunciar la frase no estaba presente.  Y así fue, como la pobre Catalina terminó muriendo a los 25 años de edad, durante una función del circo en el barrio de San Telmo.
Con el correr del tiempo, la frase se fue deformando hasta llegar al conocido "Agarráte Catalina", y se emplea para avisar que se debe estar alerta, ante una situación que no pinta fácil.

No quiere más lola
Frase "made in Argentina".  Lola era el nombre de una galleta sin aditivos que a principios del siglo XX, integraba la dieta del hospital.
Por eso, cuando alguien moría, se decía: "Este no quiere más lola".  Desde entonces se aplica a quien no quiere seguir intentando lo imposible.

Hasta que las velas no ardan
Se originó en los prostíbulos, en épocas en que no existía la luz eléctrica y los relojes eran objetos de lujo.
La madama le entregaba al cliente una o varias velas, según lo pagado.  Cuando se consumían, el turno había concluido, esto es, había sexo "hasta que las velas no ardan"

Poner los cuernos
De "el derecho de pernada" que se dice le asistía al señor feudal en la Edad Media, derivó lo de "poner los cuernos".
Antes de acostarse con la dama, el caballero feudal colgaba en la puerta una cornamenta de ciervo para advertir que nadie entrara so pena de ser decapitado por haber interrumpido el placer del noble.
Mientras tanto, el marido llamaba orgulloso a sus vecinos para mostrar que su señor feudal le había hecho el honor de "ponerle los cuernos"

Viva la Pepa (que no era mi vecina . . .)
Contra lo que pudiese creerse, "viva la Pepa" no es el grito de alegría de un buscador de oro, sino el que usaban los liberales españoles en adhesión a la Constitución de Cádiz promulgada el 19 de Marzo de 1812, día de la festividad de San José Obrero.
Como a los José se nos apoda Pepe, en vez de decir "Viva la Constitución", lo que conllevaba llegar a ser reprimidos, los liberales gritaban "Viva la Pepa".
Hoy, en Argentina, su significado se ha desvirtuado y más bien se parece a "piedra libre" o "vale todo"

Atar los Bártulos
Esta expresión alude a Bártulo de Sasso-Ferrato, jurisconsulto de la Edad Media, profesor de Derecho en Pisa, Bologna y Padua, cuyas obras, contenidas en trece volúmenes, sirvieron de base de estudio durante tres siglos.
Los estudiantes tomaban nota de ellas y luego ataban esos apuntes, a los que llamaban bártulos, para que las hojas no se les perdieran.
Hoy la expresión alude a preparar una mudanza.

Atorrantes
Lo de "Atorrantes" viene de cuando a principios del siglo pasado, depositaron unos grandes caños de desagüe en la costanera del Río de la Plata, frente a la Casa de Gobierno, en lo que hoy es Puerto Madero.
Esos caños tenían la leyenda "A. Torrant et Cie.", nombre del fabricante, escrito en letras grandes a lo largo de cada segmento de caño.
Dichos caños estuvieron más de un año depositados en el lugar antes de que por fin los enterraron.  Durante ese tiempo, muchos desvalidos, vagos, linyeras y sujetos de avería que rondaban por la zona, los utilizaron para esconderse, dormir y hasta vivir en ellos.  Surgió así el "se fue a vivir a los caños", que con el tiempo evolucionó  hasta quedar en "se fue a los caños".  Y a los que hicieron de los caños un hogar se los llamó "atorrantes", y por extensión se utiliza para referirse a toda persona pendenciera, de mal comportamiento, etc.

Croto
Esta expresión viene de José Camilo Crotto, gobernador de la Provincia de Buenos Aires entre 1918 y 1921. 
Durante su gobierno, sancionó el Decreto 3/1920, que autorizaba y permitía a los peones rurales a viajar gratis en los trenes cargueros, personas a los que se les comenzó a llamar crotos.
Con el tiempo, la expresión comenzó a usarse para referirse a las personas sin hogar, mal vestidos o que su apariencia denota un estado de indigencia.

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