Aristóbulo del Valle, fue miembro de una modesta familia y, por lo tanto como decimos hoy, un self-made-man. Nació en la ciudad de dolores, Provincia de Buenos Aires, el 15 de Marzo de 1845, dotado de una inteligencia privilegiada, cursó con brillo los estudios secundarios y universitarios, graduándose de doctor en derecho.
Desde muy joven fue redactor de El Nacional, bregó siempre por la libertad de prensa y hay mucho material en todos los periódicos de la época con referencias a su actuación. Pero la fuente fundamental han sido los discursos y debates del Dr. del Valle en el Senado, durante casi toda la década del 80 y hasta 1893.
Su actuación como diputado de la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires en la década del 70, si bien es importante, es muy breve e interrumpida en dos oportunidades, pues del Valle fue nombrado ministro provisional de Gobierno del Coronel Alvaro Barros y luego de Luis Sáenz Peña y Carlos Casares; entonces, tenía solamente 30 años.
El encuadre del personaje dentro del grupo que le tocó actuar, surge de su profesión de abogado, lograda con enormes sacrificios y mientras se desempañaba como empleado de la Administración Pública Provincial, y como periodista; de ahí su conocimiento y defensa por los bienes públicos y la administración de la Nación. Desde la puja entre mitristas y autonomistas, del Valle se perfiló como expresión de la pequeña burguesía democrática, y no respondió al círculo de los grandes terratenientes liberales.
Ideológicamente, del Valle se formó en la década del 70, bajo la doble influencia de su "Maestro", como lo llamaba a Vicente Fidel López y la de Sarmiento. Se sumaban a sus contradicciones una influencia romántica en su medio local y una información positiva característica de sus tiempo. Demócrata en política, constitucionalista en la esfera jurídica y proteccionista en economía, tuvo el más alto concepto del Estado Nacional y luchó por su ordenamiento.
Por cuanto del Valle presenta los caracteres esenciales de un modelo de la época, "el dirigente político ilustrado", se lo ubica con los hombres que formaron la llamada generación del 80; con varios de ellos tuvo diferencias sustanciales en lo que respecta a la administración del Estado, aunque coincidiera en la defensa de las grandes conquistas del hombre: la libertad de pensamiento, la tolerancia de cultos, el apoyo a la ciencia y la lucha por el progreso.
De raíz federal, a pesar de ser hijo del coronel Narciso del Valle, Edecán de Rosas, de estudiante militaba en las filas autonomistas de Adolfo Alsina junto a su entrañable amigo Leandro Alem. Ambos integraban la línea política reconocida como "Federalismo Porteño", centrada en el ideario de Manuel Dorrego y en la que no cabía la suma del poder público. El mismo definió su posición a favor del concepto de "Federación" argentina en el sentido de la "federación" norteamericana, y contraria a la formación de "republiquetas" en las provincias.
En cuanto a las conclusiones fundamentales de la obra están dadas a partir de los sucesos de 1890 de los que del Valle fuera protagonista mientras lideraba las reuniones y conspiraciones en su propia casa para abatir el régimen del presidente Juárez Celman. Por ellos, fue señalado como el planificador de la Revolución del 90 y el principal responsable de la caída de Juárez, por sus denuncias en el Senado de las emisiones clandestinas.
Junto a Leandro Alem y la Juventud Revolucionaria crearon la Unión cívica y luego la Unión Cívica Radical, por ende, este trabajo documenta y ubica a del Valle en los orígenes del radicalismo y lo muestra como uno de los creadores e impulsores de nuestro primer movimiento democrático nacional y popular.
La muerte lo sorprendió el 29 de Enero de 1896 en su escritorio mientras conversaba con un amigo, siendo diabético y enfermo del corazón.
El reconocimiento oficial se manifestó durante la presidencia de Alvear quien personalmente inauguró el monumento a del Valle, el 28 de Junio de 1924, con palabras de profunda admiración; el acto lo cerraba una niña que representaba a los descendientes de los caídos revolucionarios de la Unión Cívica Radical, El alvearismo hacía suya esta figura como la quisieron hacer los demócratas progresistas; Lisandro de la Torre se consideró el continuador de Aristóbulo del Valle y decía que su juventud fue torturada por tres recuerdos: el fantasma de Alem, la renuncia de del Valle y del Valle muerto.
Del Valle es uno de los grandes hombres de pensamiento y acción revolucionaria que no logró modificar la injusta situación que lo rodeaba, Así como los demás hombres de los inicios del radicalismo, sus propuestas de cambio fueron políticas y a veces económicas; aunque dado su tiempo no fueron destinadas a mejorar los sectores del trabajo. Pero su obra e ideas, son también raíces de un cambio en la sociedad argentina que tarde o temprano habría de llegar.
En su honor, llevan su nombre una ciudad en la provincia de Misiones, varias calles en distintas localidades de la República Argentina, y la plaza principal del barrio de Villa del Parque en la ciudad autónoma de Buenos Aires.
Sus restos se halla sepultados en el cementerio de la Recoleta,
a pocos metros del Panteón a los Caídos en la Revolución del 90.
El Monumento
Político, hombre de leyes, tribuno por excelencia y coleccionista de arte, la voz de “las reivindicaciones del
pueblo”, como lo llamara Eduardo Schiaffino.
Mediante la Ley Nacional n° 3940 del 1° de agosto de 1900 se establece la erección de un monumento a su memoria que se emplazaría en el Parque 3 de Febrero.
Si bien en una primera instancia se intenta contratar a un escultor extranjero para esta misión, eligiendo al francés Dalou, no se llegó a concretar dicho proyecto.
La comisión encargada de la erección del monumento a Del Valle, formada por Lisandro de la Torre, Eduardo Schiaffino, V. L. Casares, J. Cantilo, Manuel A. Montes de Oca, Fernando Saguier y el Dr. Roque Sáenz Peña,
se reúne el 23 de junio de 1903 para resolver quién sería el escultor elegido para llevarlo a cabo.
En dicha reunión y, votación mediante, es elegida una de las maquetas de Lola Mora. En La Prensa del día siguiente se hace referencia a las “diferencias de pareceres” en el momento de designar al escultor.
El mismo Schiaffino que estaba en desacuerdo y que había sido uno de los que propusieron a Yrurtia para esta tarea, relata la situación: “Me retiré, haciendo constar mi protesta, anunciando que el resultado seria inferior a todo".
Lola Mora había presentado tres bocetos cuyas fotografías publica el diario La Prensa el día 27 junto con sus respectivas descripciones. Transcribimos la descripción correspondiente al que finalmente concretó: “[...] El tercer modelo está formado por un gran bloc [sic] de granito, sobre el que se alza la figura del Dr. del Valle, con el brazo extendido hacia la multitud, en actitud de comenzar una peroración.
La Atención, sentada en las gradas del monumento y con una de las manos levantadas hasta la altura de la oreja, parece demostrar gran interés en escuchar la palabra del orador, como para indicar al pueblo que debe escuchar también. [...]”
Elegir Palermo para instalar su monumento es significativo: El Parque 3 de Febrero tenía una historia y una carga simbólica desde el momento en que se creó sobre las tierras de Juan Manuel de Rosas, lugar de la ciudad que se había convertido en un paseo público preferido por la alta sociedad porteña.
Queridos amigos. Otro monumento en el plano de la Capital Federal. Como podemos ver, cada uno tiene su significado particular, y muchas veces, como lo hemos repetido tantas veces, pasamos al lado de ellos y no nos damos cuenta, ni de quién es, ni cuál fue la obra que realizó, como para que se justifique la erección de una obra escultórica en su honor.
Hasta la próxima semana, con un prócer que pasará los límites de nuestra nación. Buen fin de semana y que la semana próxima sea llena de éxitos (para algunos), y de tranquilidad y relax para otros, a propósito de nuestras benditas vacaciones.
Fuentes: El rincón del Vago
Wikipedia
Patricia Viviani Corsani